lunes, 7 de enero de 2019

GILLES DELEUZE Y MICHEL FOUCAULT : UN ENCUENTRO FECUNDO

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 La revista Liberation, meses después de la muerte de Foucault, publica el mes de septiembre de 1986 una entrevista que Robert Maggiori realiza a Michel Foucault. La entrevista trata sobre su encuentro.
 La primera coincidencia fue en 1965 ( Deleuze tenía 40 años y Foucault 39 ). Pero la primera colaboración fue cuando Deleuze entró a formar parte, en 1968, del grupo de información sobre las cárceles (G.I.P.) creado por Michel Foucault y Daniel Defert. Comenta Deleuze que a partir de 1976, año en el que se publicó "La voluntad de saber" ( volumen primero de su Historia de la sexualidad ) Michel Foucault entró en una crisis personal, también política, que le llevó a una cierta reclusión. Lo cual supuso unos años sin contacto. 
 Gilles Deleuze explica que escribe el libro "Michel Foucault" por necesidad, para mostrar el conjunto del pensamiento de Foucault, lo cual quiere decir entender la lógica de su pensamiento, el hilo conductor que hay detrás de sus crisis, de sus desplazamientos. Deleuze constata que han habido muchos malentendidos al respecto. Deleuze quiere ser, con este libro, "el doble"  de Foucault, en el sentido que a este último le obsesionaba : sombra, retorno. Deleuze reconoce que nunca trabajó con Foucault, a pesar de las coincidencias entre ambos. Su causa era común y Deleuze reconoce su admiración por Michel Foucault.   Seguir a Foucault no significa repetirlo, quiere decir asimilarlo en el trabajo propio. Los cursos de Foucault se parecían más a un concierto que a un sermón : lo que importaba eran las resonancias que dejaba en los oyentes. No se trata, plantea Deleuze, se seguirle en algún aspecto, sino de entender su camino, con todo lo que dejaba problematizado y abierto. Nos ayudaba a entender los dispositivos,
 Michel Foucault, por otra parte, se oponía radicalmente a la hermenéutica. No se trataba de buscar lo que había oculto, las profundidades, sino de analizar los pliegues que hay en las superficies. No interpretar sino experimentar. 
 Deleuze también manifestó que Foucault nos había enseñado la indignidad de hablar en nombre de los otros. El mismo filósofo no es universal, es específico. Habla desde su posición, desde su situación. Foucault transformaba todo lo que tocada, lo convertía en algo propio, original. 
 Foucault tenía el vitalismo de Nietzsche y entendía la vida en términos de fuerzas y que busca nuevas maneras de vivir, una ética ligada a la estética y no a la moral. 
 El análisis del saber le conduce al poder pero al final se ve impelido a encontrar una salida a una trama que parece envolverlo todo. Necesitará varios años de silencio para llegar a una tercera dimensión, la de subjetivación. Pero no hay que entender esta subjetivación como la creación de un sujeto, de una identidad, sino como un proceso. Es la creación de un campo de interacciones y de intensidades, que no puede separarse de lo anteriormente dicho sobre el saber y sobre el poder.
 La filosofía de Michel Foucault es, para Gilles Deleuze, la más grande de las filosofías modernas.


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