viernes, 17 de junio de 2016

¿ RECUPERAREMOS LA BRÚJULA ?




Reseña de

 Perdidos. España  sin pulso y sin ritmo.
José  Manuel Roca
Madrid : La linterna sorda, 2015

 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Presento aquí un libro absolutamente necesario para quien quiera saber dónde nos encontramos políticamente en este país y por donde deberíamos orientarnos. Me gusta mucho más  la metáfora de la brújula que la de la cartografía. Necesitamos más, me parece, una buena orientación que una buena planificación. Porque las situaciones son demasiado imprevisibles y complejas cómo para poder concretar cuáles son los pasos que debemos seguir. También lo de sin pulso, porque  es el ritmo de la vida y parecemos realmente una sociedad muy cansada, muy apática. Y cuando algo es capaz de sacarnos de este estado, como en parte ha pasado con el movimiento independentista catalán entonces recuperamos el pulso pero no el rumbo adecuado.
 Hacía falta un libro como este, con un recorrido muy preciso desde la transición hasta el momento actual. Porque aunque muchos, muchos, estamos hartos de lo que nos están haciendo los poderes establecidos  hace falta este trabajo paciente y meticulosos  para señalar cuales son los problemas, cuales son las causas y quienes los responsables. Pasando la cuestión de la transición y el gobierno  Suárez (y su prolongación con Calvo Sotelo) , sobre la cual José Manuel Roca ha sabido marcar bien los elementos clave, interesaba sobre todo delimitar bien lo que hizo el gobierno socialista de Felipe González, el siguiente del Partido Popular de Aznar, el cambio de Zapatero y el cambio del cambio de Rajoy. Coincido en el diagnóstico: tanto el PSOE como el PP son responsables de la situación en la que estamos, pero no de la misma manera. Cuando todos los gatos son pardos perdemos los matices. Tanto el balance global del gobierno del PSOE de Felipe González como el de Zapatero  son negativos. Pero no todo lo hicieron mal. Los gobiernos de Felipe González se movieron en la contradicción entre la socialdemocracia- lo que permitió construir el Estado del Bienestar- y las orientaciones socioliberales de Boyer y Solchaga. Y, por supuesto, fue un nido de arribistas, redes clientelares y de prepotencia, lo cual es imperdonable por las secuelas que ha dejado.. El gobierno Zapatero fue en algunos aspectos bienintencionado, pero le faltó valentía política para romper con la política económica anterior y coger el toro por los cuernos cuando la crisis ya era manifiesta. Los gobiernos del PP, tanto el de Aznar como el de Rajoy, no permite ninguna ambigüedad ni ambivalencia. Política neoliberal al servicio de los ricos, incompetencia, autoritarismo, neoconservadurismo ideológico, nacionalismo español cutre… Porque hay que añadir el despilfarro de fondos públicos en proyectos absurdos y monumentales, la corrupción y el clientelismo más descarado. Lo peor de lo peor, en definitiva. Nada que salvarles, así de claro. Desarrollo, en definitiva de lo que Juan Manuel  Naredo ( al que Roca no cita y a mí me parece unas de las voces más lúcidas de la crítica a este España a la que nos han conducido en parte el PSOE y totalmente el PP) el modelo caciquil heredado del franquismo, base del pelotazo urbanístico y de la burbuja inmobiliaria. Roca va desgranando muy bien todos los aspectos de este miserable proceso.
 El diagnóstico es ciertamente pesimista. Pero de todas maneras me parece que vale la pena  salvar lo salvable, que lo hay. Básicamente que estamos en un Estado de derecho, aunque esté muy deteriorado, y que esto no debe cuestionarse porque si lo hacemos justificamos derivas como la de Artur  Mas. Hay que reforzarlo y al mismo tiempo regenerarlo, ciertamente. Tiene toda la razón a la crítica a la degradación de las instituciones democráticas y los partidos, que conducen en la práctico al dominio de un poder oligárquico entre los poderes económico y los políticos.
  Roca acaba con un epílogo en el que intenta apuntar una cierta esperanza, por un lado,  y la formulación de propuestas en positivo, por otro., Esto último es realmente  un esfuerzo a considerar. Desde una perspectiva a la vez radical (en el mejor sentido, el de ir a las raíces) y realista nos da algunas pistas sobre como recuperar el pulso y el ritmo. Se trata en definitiva de un libro que debería leer cualquier ciudadano interesado y comprometido con el presente y el futuro de su país, como no puede ser de otra manera. Porque para saber donde estamos y hacia dónde vamos hay que saber, no lo olvidemos, de dónde venimos. Perdidos, pero no del todo. Esperemos.




1 comentario:

  1. A mí me gusta más mirar las raíces del problema, como problema global, en la biopolítica o en los resortes inconscientes de cada ser hablante, habitante de este país, si Ortega ya dijo que el problema catalán era irresoluble, a mí me gusta recordar a los padres de la Constitución y ver su magna obra, la nueva España que salió de la Constitución.
    Ahora nos hace falta otra nueva vuelta, que no de tuerca, sino otro nuevo plantear la situación, yo sé que el problema de la afección de la gente, de la masa a la independencia no es un tema absolutamente catalán, pero es el registro lingüístico, tocado y retrocedido; el registro económico, una gran crisis, la más grande desde que el mundo se puso en crisis con "Dios ha muerto" de Nietzsche, y el registro político, con políticas, debido a la fractura de los otros registros, que retroceden en una nueva centralización del estado, cuando un registro cae caen los otros dos, a pesar de ir siempre unidos.
    Se puede, porque casi todo es posible, mandar al ejército y vuelta a empezar, con nueva guerra y quién sabe si mundial, somos algo más que un pueblo, nuestro peso histórico es evidente, pero lo más lógico es volver a sentarnos a hablar, de la economía, mover círculos en el ámbito mundial, la posible salida a la crisis mundial, nosotros los que escribimos tenemos mucho que ver en ello, análisis, diatribas, tesis, trabajos, manifestaciones, agrupamientos colectivos, etcétera, el mundo, en crisis desde el siglo XIX ha de seguir vivo, y la palabra es la última barrera, como la belleza para la desintegración del individuo y como no, de las sociedades.

    Vicent

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