martes, 13 de octubre de 2015

SOBRE LA DIFERENCIA ENTRE LO CONVENCIONAL Y LO ARBITRARIO


Escrito por Luis Roca Jusmet

 A veces se confunde lo convencional con lo arbitrario, considerándolos más o menos sinónimos. Me parece que esta posición tiene unas bases que para mí son erróneas, que son las del relativismo. Por convencional entendemos lo que no es resultado de los procesos espontáneos de la naturaleza o del universo sino del acuerdo entre humanos. Sería social, en la medida en que la sociedad humana, a diferencia de las colonias animales, es un artificio. por muy complejas que sean las colonias animales, por ejemplo, la de las hormigas son radicalmente diferentes de las humanas porque estas nos las tenemos que inventar y aquellas no. En relación al lenguaje pasa lo mismo. Podemos considerar que el lenguaje es o no exclusivamente humano, en función de lo que entendamos por lenguaje. Si entendemos por lenguaje un medio de comunicación, que es lo que normalmente se entiende, entonces no lo es, por lo cual me referiría al lenguaje humano como simbólico. Simbólico quiere decir convencional, ya que lo  hemos de crear, y lo hacemos a través de generaciones, como la sociedad, A esta creación la llamamos lengua.
 Los humanos somos artificiales en la medida en que nuestro mundo, lo que podemos llamar el orden simbólico, está creado a través de lo convencional. Ahora bien, lo convencional no quiere decir lo arbitrario, Porque arbitrario quiere decir que no tiene ninguna justificación, que igual que decidimos un acuerdo podríamos  decidir otro.

 Pasemos a dos cuestiones fundamentales, la del lenguaje simbólico y el de las leyes. El lenguaje simbólico y las leyes son convencionales pero no pueden ni deben ser arbitrarios. En el caso del lenguaje es el significante el que es arbitrario y también lo es la relación entre el significante y el significado, pero no lo es el significado. Porque el significado es el concepto y la función del concepto es ordenar el mundo de la manera más clara posible. Lo cual quiere decir que hay mejores y peores maneras de conceptualizar. Y aunque Michel Foucault en su libro  "Las palabras y las cosas" nos sorprenda con la extraña clasificación que cita a partir de Borges de una determinada tribu, lo cierto. es que las conceptualizaciones son bastante similares en todas las sociedades. Nietzsche fue de los que más inisistieron en lo arbitrario de la verdad humana. Tenía razón en que muchas veces son las relaciones de poder las que condicionan unas determinadas conceptualizaciones. O que el concepto iguala lo que es desigual, pero de lo que se trata es de encontrar propiedades comunes entre cosas diferentes y, por tanto desiguales. Spinoza insistió en ello y en la capacidad que tenía el concepto de aclarar lo que a través de los sentidos se presenta confuso.
 En cuanto a las leyes lo mismo. No son arbitrarias porque tienen una función que han de perservar. Su función es mantener un orden garantizando una determinada jerarquía.Aquí volvemos a las relaciones de poder.
 Mi conclusión es que respecto a los conceptos hemos de guiarnos por la máxima operatividad en nuestra comprensión del mundo. Y que respecto a las leyes debe establecerse un criterio convencional pero acorde a los derechos humanos. Que también son convencionales peor en ningún caso arbitrarios.

1 comentario:

  1. Yo opino que tanto el lenguaje como las leyes son arbitrarias, pero en el sentido de que el mundo no diferiría en demasía con otras leyes, sí, es cierto que la libertad es una premisa fundamental para un lugar donde haya una aglomeración humana, pero al igual que hay pederastas, o asesinos o ladrones, seguiría habiendo todo tipo de estructuras fueran cuales fueran las leyes, al ser humano le basta con su deseo, su amor y en esto ya intervienen las leyes, su goce.
    Lo veo por lo siguiente, en España se ha venido a hacer una koiné con la lengua castellana que no ha triunfado exceptuando el paso de un montón de centurias, ha sido el conjunto de los deseos de esclavos y amos los que han hecho que esta koiné hoy, cuatrocientos años más tarde tenga algo de protagonismo.
    Otro ejemplo son las lenguas periféricas, y hablo de lenguas porque ellas son uno de los registros que están enraizados en el corazón, en la familia, estas lenguas no han desaparecido, pese al gran esfuerzo por la uniformidad del castellano en estos territorios.
    Aunque hay también algo de convencionalidad, lógicamente, estamos ante la disyuntiva de amo y esclavo, ambos conforman con el tiempo lo que será una sociedad, e interactuan al unísono.

    Vicent

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