sábado, 3 de diciembre de 2016

LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y LA TRANSICIÓN


Reseña 

Los partidos en la Transición. Las organizaciones políticas en la construcción de la democracia española.


Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz (ed)


Madrid : Biblioteca Nueva, 2013
 


  Escrito por Luis Roca Jusmet



La transición vuelve a estar de moda. Y está bien que lo esté, porque continúa estando pendiente un análisis riguroso, desde la distancia crítica y sin que esté marcada por las preferencias político-ideológicas de cada coyuntura. Porque se ha pasado de una valoración idealizada (la Transición española como modelo) a una devaluación absoluta por parte del círculo ideológico de Podemos. Pero también están apareciendo trabajos muy precisos y muy interesantes como esta publicación y su complementaria, un libro que ya apareció hace pocos años sobre los movimiento sociales y la Transición. Ambas forman parte de un ambicioso proyecto de científicos sociales, historiadores en su mayoría, liderados por Rafal Quilosa-Cheyrouze. Se tratan de unas investigaciones sobre el Tiempo Presente que me parecen, con todas sus dificultades, imprescindibles.

El libro está estructurado en tres bloques que, en realidad, se pueden reducir a dos. Bien precedidas por cierto, por una buena presentación del coordinador, Rafael Quirosa-Cheyrouze. Una, la primera parte que recoge una serie de artículos que analiza la Transición, alguna de sus variables y el contexto de cambios de regímenes autoritarios a democráticos que se dan en Europa. Los dos primeros artículos, que presentan una valoración más global, son los que me han parecido más interesantes. Uno es el de Encarnación Lemus López, catedrática de Historia contemporánea de la Universidad de Huelva. Su artículo me parece un buen inicio porque marca justamente la necesidad de equilibrar una visión excesivamente crítica de la Transición, que en un determinado momento fue imprescindible para desmitificarla. Presenta varias cuestiones interesantes, desde una revaloración de lo que había tratado de manera muy crítica. Ciertamente que fue un proceso reformista dirigido desde el gobierno y basado en unos pactos que tuvieron un papel claramente desmovilizador. El miedo fue un factor fundamental y quizás detrás de los diferentes miedos concretos (al terrorismo, a la guerra civil, a la revolución, al golpe de Estado hubiera un cierto miedo a la libertad. Pero lo cierto es que acabaron transformándose las instituciones y pudo consolidarse, con todas sus imperfecciones, una democracia. Es interesante también su reflexión positiva sobre las redes de coordinación de los grupos antifranquistas que acabaron en la Platajunta. Montserrat Duch, profesora de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, complementa bien el trabajo anterior y ambos dos dan un buen marco general para entrar en el análisis más concreto de los partidos. Nuevamente el papel del miedo y el del consenso, pero también trata aquí de manera lúcida es papel del olvido. La contradicción entre un movimiento antifranquista desde abajo que no tenía la suficiente fuerza como para derribar al régimen y toda una operación de ingeniería política desde arriba, entre el entusiasmo inicial y el desencanto posterior. Señala el error de una formulación genérica falsamente simétrica ("Todos fuimos culpables) y la falta de responsabilidades concretas que se derivaron de la. Fue el precio de la llamada "reconciliación nacional", la creación de un "muro de silencio" cuyas consecuencias quizás todavía estemos pagando. Completan este primer bloque un riguroso análisis del sistema electoral y su parcialidad y otro que analiza el tipo de discursos políticos en la Transición. Trabajos empíricos que corresponden respectivamente a Alvaro Soto Carmona( de la Universidad Autónoma de Madrid) y a Mario P. Díaz barrado ( Universidad de Extremadura). Y finalmente los análisis de las transiciones políticas de Portugal, los países de la antigua Europa del Este y México, que corresponden a Fernando rosas ( de la Universidad Nova de Lisboa), José Weldenberg (de la Universidad Nacional Autónoma de México) y Guillermo A. Pérez Sánchez 
( Universidad de Valladolid). Este último me parece especialmente interesante porque nos ofrece de una manera muy sintética y clara todo la reconstrucción del efecto dominó que empezó en Polonia y acabó en Bulgaria.

Entramos después en el que es el segundo bloque, que es el análisis de los partidos, subdividido en los estatales y en los nacionalistas-regionalistas. Los primeros van de la extrema derecha a la extrema izquierda y los segundos de las llamadas "nacionalidades históricas" a las "regiones", algunas de las cuales quieren constituirse igualmente como "nacionalidades". En conjunto está bien pero falta quizás los elementos de conexión entre unos partidos y otros ( que los hay, aunque sean débiles) y entre los "estatales" y "no estatales". Quedan los análisis excesivamente divididos y faltan, bajo mi punto de vista, algunos elementos claves.

El análisis de la extrema derecha de José L. Rodriguez Giménez ( Universidad Rey Juan Carlos) es preciso y riguroso, peor no del todo completo. La extrema derecha que analiza es la que surge de la radicalización del propio franquista pero no entre en lo que sería el fascismo con pretensiones europeistas ( vinculado por ejemplo al italiano) con grupos como CEDADE. Es decir grupos de extrema derecha que plantean una retórica más antisistema que conservadora. Esto nos permitiría ver la débil pero real red que se teje en el franquismo entre la extrema derecha y la extrema izquierda a través de personalidades importantes que no aparecen en el libro. Este es el caso de Juan Colomar. Procedente de Mallorca viene a Barcelona en los años 60 y se integró en las falanges universitarias pero siempre desde la disidencia. Después de una transformación ideológica entró en el FOC y fue el impulso de su núcleo troskista, el grupo Comunismo. Fundó la LCR y dentro de ella la Liga Comunista desde el grupo "Encrucijada" ( paso al artículo sobre la extrema izquierda). Tras la muerte de Franco vuelve a sus lecturas nietzscheanas y se relaciona con Ernesto Milá, dirigente de estos últimos grupos fascistas de retórica disidente. Luego fundará en los años 90 el grupo "Partido nacional Republicano" : anticapitalista, españolista y xenófobo.

Vamos ahora al interesante capítulo sobre Alianza Popular, cuyo preciso análisis corre responde a Charles Powell ( Universidad CEU-Sao Paolo). Muy interesante los matices que nos permiten entender, sobre todo, el ambiguo papel de Fraga en la Transición. Manuel Ortiz-Heras ( Universidad de Castilla-La Mancha/SEFT) traza igualmente un análisis muy riguroso sobre el complejo papel de Suárez y la fundación, devenir y crisis de la UCD. Finalmente, Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz , junto a Mónica Fernández Amador ( ambos de la Universidad de Almería) nos muestran su trabajo sobre "el nacimiento y muerte del Centro Democrático Social" a partir del intento de Suárez de sobrevivir con un partido propio al debacle de la UCD. Solamente quería añadir un detalle que no aparece y que es interesante para ver estas extrañas redes que se van tejiendo entre personas que se van desplazando por grupos ideológicos aparentemente incompatibles. El hombre que montó el CDS en Cataluña y que fue el único diputado en las elecciones en que participó el grupo fue Antonio Fernández-Teixidó. Este hombre era el brazo derecho de Juan Colomar, del que he hablado. Pero cuando Colomar cuestionó el troskismo y acabó derivando hacia un entorno para fascista Fernández Teixidó lo hizo hacia el liberalismo. Fracasado el CDS entró por la puerta grande en CDC de la mano de Jordi Pujol, grupo del que es parlamentario y del que fue incluso Conseller.

La parte que habla de los partidos de izquierda es, para mí, la menos lograda. Lo es porque tanto el que habla del socialismo, como el del PCE y el de la izquierda revolucionaria me parece muy disperso, poco centrado en el hilo conductor fundamental, sobre todo el de la izquierda revolucionaria. El artículo de Abdón Mateos López ( Centro de Investigaciones históricas de la Democracia Española de la UNED) se titula "Del laberinto socialista al partido de la transición". Y ciertamente lo es, por lo que resulta difícil sintetizo lo fundamental. Pero de todas maneras opino que da un papal excesivo a Tierno Galván y al PSP y se olvida del núcleo fundamental que funda el PSC catalán, que tendrá un papel fundamental en la constitución del PSOE. Tanto los que venían del MSC ( Raventós y Obiols) como del FOC ( Pasqual Maragall, Narcís Serra, Isidre Molas). También es interesante el proceso seguido por el Partido Socialista de Euskadi a partir de la incorporación de Euskadiko Ezquerra, aunque ya se aleje de la Transición como tal. Igualmente el papel crítico de Pablo Castellano y de Izquierda socialista. En todo caso no quiero negar el valor que indudablemente tiene un artículo que, evidentemente, no puede hablar de todo.

Tenemos después el artículo de Antonio Elorza sobre el partido comunista titulado extrañamente "Comunismo y nacionalismo en la Transición". Digo extrañamente porque la posición del PCE en el tema de las nacionalidades periféricas me parece importante peor no central. Ciertamente que tiene un papel en el PSUC pero el tema del papel y la deriva del PCE-PSUC en la Transición va más allá de esta problemática. El autor del artículo es el único que tiene una doble condición diferente de los demás: participó activamente en lo que analiza y es también un escritor mediático. El artículo me parece demasiado parcial e insuficiente, parece más centrado en las cuestiones que analiza personalmente Elorza que no en una visión amplia de lo que trata. Por otra parte me parece que olvida ( en un caso la cita, en otro ni la nombra) a dos personalidades fundamentales del PCE y del PSUC respectivamente, expulsado por disidente el primero y autexcluido el segundo. Me refiero a Fernando Claudín y Manuel Sacristán.


El artículo dedicado a la izquierda revolucionaria, de Julio Pérez Serrano es exhaustivo pero este mismo carácter lo convierte en poco sintético. El intento de hacer un repertorio de todos los grupos aparecidos a la izquierda del PCE hace que el lector se pierda en una maraña de siglas. En mi opinión es un fenómeno interesante que hay que analizar desde lo esencial. Conozco el tema porque lo viví directamente y lo he estudiado bastante a fondo por lo que mi opinión será más detallada que en los otros. Me parece que en el origen de la extrema izquierda hay que señalar varias cosas. Por una parte casi toda se mueve en el terreno del marxismo-leninismo, con alguna excepción. La única excepción es lo que se llamó Autonomía obrera, con grupos como Liberación y de los que hay como testimonio un libro publicado en Ruedo Ibérico : "La izquierda autoritaria en Cataluña". También se ha publicado hace poco un libro que recogía las luchas autónomas que se dieron en la Transición. Fu un intento de ir más allá del partido vanguardista, en sinfonía con el movimiento de autonomía obrera que se estaba dando en Italia. En este contexto aparecerán las plataformas anticapitalistas y se acabará formando un grupo leninista, la OICE. Valdría la pena analizar también como todos estos movimientos, por lo menos en Cataluña, se canalizan hacia la CNT, antes de su deriva. Por otra parte dentro de los grupos marxistas-leninistas hay que señalar dos grandes corrientes : el marismo y el troskismo. Respecto a la procedencia hay cuatro lugares destacarles : la primera es los que proceden del PCE; la segunda los que proceden del FLP-FOC ( grupo influenciado por el castrismo, las revoluciones del Tercer Mundo...) , la tercera por la radicalización del obrerismo católico y la cuarta de ETA. Esta última e importante en el sentido que marcará la existencia de una marca nacionalista radical en grupos maoistas y troskistas como el MC o la LCR. Paralelamente a lo anterior es importante la aparición de grupos armados, muy marginales pero existentes : el M.I.L. ( famoso por el caso Puig-Antich y vinculado a grupos de autonomía obrera) y el FRAP y el GRAPO ( brazo armado de grupúsculos procedentes del PCE: el PC(m-l) y el PCE( reconstituido). Los grupos maoistas y troskistas fueron los que hicieron un trabajo para desplazar al PCE de la dirección de los movimientos antifranquistas. Lo consiguieron únicamente en el País Vasco ( con el MC) y en Navarra ( con la ORT). Estos dos partidos maoistas tienen un papel importante, junto con el Partido del Trabajo ( que será importante en Andalucía, sobre todo) en el tardofranquismo. La incorporación a la Plataforma democrática de los dos primeros servirá para dar una cobertura de izquierdas a una coordinación de grupos antifranquistas moderado que quieren desplazar a la Junta Democrática, construido a imagen y semejanza del PCE con algunos compañeros de viaje. Respecto al troskismo tendría mucho que decir pero diré poco, al margen de lo que he comentado de Juan Colomar. El troskismo es una muestra del sectarismo de la extrema izquierda dogmática y sectaria. Esto al margen de que la LCR ( que tenía un buen maestro Ernest Mandel) hace un esfuerzo para abrirse a otros grupos y tuvo una relativa influencias en algunos sectores y lugares, especialmente en el país vasco. Y que la Liga Comunista fue un grupo más cerrado y con menos influencia pero que a partir de la capacidad teórica de Juan Colomar hizo unos análisis absolutamente lúcidos en muchos aspectos de la situación política española. También vale la pena poner de manifiesto su apuesta contracorriente contra CCOO y para fortalecer la UGT y la CNT. Igualmente hay que decir que el entrismo que ninguno de estos grupos practicó el entrismo, aunque sí lo hicieron algunas corrientes troskistas, en el PSOE y la UGT.

Llegamos a la última parte, que habla de los partidos nacionalistas-regionalistas. A resaltar la brillante introducción ( "¿ Soberanía o democracia ? Sobre los nacionalismos y la Transición democrática, 1975-1982") de Xosé M. Nuñez Seixas( Profesor de la Universidad Ludwig-Maximiliam de Múnich). Nuñez señala los elementos fundamentales para entender la aparición de todos estos grupos. Por una parte el que la represión franquista provocara que entre las reivindicaciones democráticas aparecieran algunas vinculadas a la lengua, la cultura, la autonomía. En segundo lugar la radicalización nacionalista en el País vasco y la aparición de ETA. En tercero las posciones federalistas de la izquierda española y la aparición de grupos regionalistas de la derecha que querían tejer redes de poder propias. En cuarto el efecto mimético de la autonomía en Cataluña y el país vasco en todas las regiones de España. También el contenido rancio del nacionalismo español potenciado por Alianza Popular. El artículo de Astrid Barrio López ( Universidad de Valencia) es una magnífica introducción al nacionalismo moderado catalán en la Transición. Introducción tristemente complementada por lo que hoy sabemos de la trayectoria de Jordi Pujol Soley, de la radicalización de CDC y de su ruptura con UDC. También el artículo sobre el nacionalismo vasco democrático durante la Transición (1974-1981), escrito por Lugder Mees ( Profesor dela Universidad del País vasco) me parece muy preciso y riguroso. El artículo de Gaizka Fernández Soldevila ( de la misma Universidad) es un estudio sobre los nacionalismos radicales de la periferia durante la Transición española. Gaizka Fernández Soldevila es un experto en el tema ( como ha demostrado con otras publicaciones) y sabe articular muy bien el espejismo de ETA y de la izquierda abertzale sobre grupos minoritarios de Cataluña y Galícia que, afortunadamente, no tuvieron su influencia. También señala la evolución de algunos grupos que formaban parte de este entorno hacia posiciones constructivas hacia la democracia.

Dos últimos capítulos, necesarios y correctos, imprescindibles para cerrar el círulco, cierran el apartado y con él el libro. Son el de Fernando Arcas Cubero ( De Asa al PSA. Sobre el socialismo y andalucismo en la Transición democrática española) y el de Montserrat Baras ( Universidad Autónoma de Barcelona), Juan Rodriguez Teruel ( Universidad de Valencia) y Oscar Barberá ( Universidad de Valencia) sobre "Los partidos de ámbito no estatal en las comunidades de régimen común durante la Transición).

Es interesa constatar que estos partidos no solo tuvieron un papel clave en la construcción de la democracia española durante la Transición, sino también porque en estos partidos se forjaron políticamente los que dirigirían la Transición. Sobre todo, no hay que olvidalo, en los partidos de la oposición franquista. Es interesante constatar que en la izquierda y la extrema izquierda comunista no solamente se forjaron cuadros del PSOE sino también de la UCD y de lo que posteriormente sería el Partido Popular.

Este libro debe complementarse con otro anterior, que ya he citado, coordinado también por Rafael Quirosa-Cheyrouse y Muños : La sociedad española en la Transición. Los movimientos sociales en el proceso democrático. ( Biblioteca Nueva, 2011). Son absolutamente imprescindibles para quienes quieran conocer lo que fue esta Transición, que en parte explica la sociedad en la que estamos y su crisis.

1 comentario:

  1. Repites el párrafo "Pérez Serrano es exhaustivo pero este carácter...."
    Hay en el texto varios "peor" en vez de pero.

    Libro interesante, sopa de letras de partidos.
    La palabra reconciliación no me parece adecuada ni la hubo ni se quiso que la hubiera, más bien hubo "amnesia voluntaria".
    El Estado franquista se transformó, Suárez pasó de ministro del Movimiento a presidente escogido de una terna por el rey, desde el poder creó la UCD y organizó las primeras elecciones, así cualquiera.
    Suárez se creyó su papel de general della Rovera, como dice B Muniesa en su libro sobre la transición. No se dió cuenta de que lo utilizaron y una vez cumplido el papel asignado le obligaron a irse (enero 81). Se creyó demócrata, que no era, (falangista trepa), por eso fundó CDS, fracaso estrepitoso, ya no estaba en el poder.
    Falta la palabra traición, clave de aquel tiempo: Juan Carlos traicionó a su padre y a Franco, Suárez traicionó los principios del Movimiento que había jurado, Felipe traicionó al partido socialista obrero español, Carrillo traicionó a la militancia comunista aceptando la monarquía.... vieron moqueta y no supieron resistir la tentación.
    Transformismo, nada es lo que parece, por lo que luego te encuentras tranquilamente antiguos comunistas (Piqué y Pilar del Castillo) de ministros de Aznar.
    En el fondo todos iguales, quieren poder y prou...
    Me estoy planteando si es responsable ir a votar para un ciudadano que se informa sobre lo que tenemos. Corrupción desde el minuto 1.

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