lunes, 24 de octubre de 2016

¿ EXISTE LA ESQUIZOFRENIA ?


Escrito por Luis Roca Jusmet

  Acabo de leer el libro Modelos de locura ( publicado por Herder el año 2006). El libro es reciente, ya que fue escrito el año 2004 por una grupo de psicólogos y psiquiatras que forman parte de un grupo crítico muy activo en el mundo anglosajón. Lo coordinan John Read, Loren M. Mosher, Richard P. Bentall.

Este es un libro paradójico. Lo es porque cuestiona por una parte la existencia de la esquizofrenia y por otra plantea un tratamiento alternativo de las causas y de los tratamientos. Algo falla y lo que falla es justamente saber de que estamos hablando.
Los autores realizan una crítica saludable de la psiquiatria convencional, de su deriva pseudocientífica hacia el biologista y de la rentabilidad que ello supone para las multinacionales farmacéuticas. Plantea que las causas de la llamada esquizofrenia son en gran medida psicosociales. La evidencia de que un porcentaje muy alto de los esquizofrénicos forma parte de sectores especialmente castigados por la sociedad ( los pobres, hablando claro) o de grupos oprimidos y muchas veces víctimas de la violencia ( mujeres, minorías
étnicas y raciales)lo pone de manifiesto. También lo hace la constatación de que el ambiente familiar adverso es un condicionante. Los abusos sexuales, maltratos continuados, la falta de comunicación con los padres, el desprecio o las conductas asfixiantes de estos están presente en un nivel significativamente alto de los diagnosticados como esquizofrénicos. Al mismo tiempo los estudios que aparecen en el libro ponen de manifiesto el fracaso de los experimentos o las estadísticas que quieren encontrar el "gen" de la esquizofrenia. Ni se constata el elemento genético
( sea anatómico, como el supuesto tamaño del cerebro) o fisiológico ( las alteraciones en los neurotransmisores). En cierta forma algunas alteraciones pueden considerarse efectos iatrogénicos de la medicación antipiscótica. Medicación que es, por cierto, uno de los grandes negocios de las multinacionales farmacéuticas. Hay al mismo tiempo una defensa del tratamiento terapéutico de los llamados esquizofrénicos, tanto el psicoanalítico como el cognitivo-conductual.

 Todas estas cuestiones están bien planteadas y son necesarias pero falta un hilo conductor necesario. Este hilo es precisamente saber de que estamos hablando. Consideremos que la esquizofrenia es, como plantea el libro, un concepto caduco. Cuestionemos las supuestas causas y los supuestos tratamientos. Pero lo que está claro es que hay una realidad, que es la de las personas que han perdido el principio de realidad y que no pueden diferenciar lo real de lo imaginario, lo que proyectan de lo que experimentan. Que padecen alucinaciones y delirios. Están personas deben entenderse bajo algún concepto y si el de esquizofrenia no vale hay que buscar otro. La locura, recordemos, es un concepto bastante universal para referirse a este tipo de personas. En general se han considerado poseídos, a veces se les ha dado un lugar y otras veces se les ha reprimido. Aunque no los tratemos bajo un modelo médico de enfermedad mental, entendiendo por tal un trastornos con causas físicas, hay que abordarlo de alguna manera. El psicoanálisis ( sobre todo el lacaniano )y el cognitivismo-conductismo, que el libro presenta en un mismo paquete, son opciones radicalmente contrapruestas como ha puesto de manifiesto, por ejemplo, Ian Parker, un potente psicólogo crítico inglés. El libro presenta escritos de algún psicoanalista, uno kleiniano y otro más convencional, pero no se abre al psicoanálisis lacaniano, que me parece, como a Parker, el más interesante. Por una parte porque presenta la psicosis como una estructura clínica de causas psíquicas y por otro porque trata al psicótico en su singularidad, como un sujeto. Ahora bien, hay que reconocer que quizás este psicoanálisis lacaniano no tienen suficientemente en cuenta ( aunque no sea el caso de Ian Parker) son los condicionamientos sociales.

11 comentarios:

  1. Buenas tarde Luis.
    Las causales mencionadas son las mismas que se encuentran en cualquier patología mental, se trate de otras psicosis, de psicópatas o temporales trastornos de conducta. Lo cierto es que el cuadro que da cuenta de esta entidad debe ser tratado ya que no remite espontáneamente y evoluciona hacia la demencia.Los fármacos de última generación son más efectivos que los anteriores.Considero que el psicoanálisis no es idóneo, regresaría aún más al paciente y lo precipitaría en el caos.Psicoterapia "liviana" , acompañamiento psicológico...Los neurotransmisores están implicados, caso contrario no actuaría la medicación.El hecho que se ignore su etiología no conlleva a decir que la enfermedad no existe.Está la profusa observación clínica.Hay una tendencia "democrática y humanizante " en quitarle
    estatuto pero la ezquizofrenia hace estragos.El cáncer también y nadie pretende humanizarlo.Cariños amigo.

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  2. Hola Inés
    Esperaba tu comentario, por el placer d ehablar contigo y porque sé que tu opinión es consistente.
    Un abrazo, querida amiga

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  3. Juan Carlos Álvarez19 de diciembre de 2012, 0:13

    Estas personas deben entenderse bajo algún concepto y si el de esquizofrenia no vale hay que buscar otro.

    No estoy de acuerdo con esto, Luis. No parece haber un referente externo real para la "esquizofrenia" ni para el "individuo esquizofrénico". De hecho, la caracterización de la esquizofrenia dada por los sucesivos manuales del DSM es contradictoria, deslavazada, incoherente y absolutamente inútil como guía práctica. Así lo reconocen destacados psicólogos clínicos como Sarbin, Mancuso, etc., etc.

    Torrey, en Surviving Schizophrenia, dice que la llamada "esquizofrenia" incluye tipos de personalidad muy distintos e incompatibles entre sí. Están los "esquizofrénicos paranoides", que tienen delirios y/o alucinaciones de carácter "persecutorio" o "grandioso" (generalmente o lo uno o lo otro, no ambas cosas a la vez); los "esquizofrénicos hebefrénicos", en los que los delirios y las alucinaciones suelen estar ausentes y que se caracterizan por una "afectividad superficial e inadecuada que se acompaña con frecuencia de risas insulsas o sonrisas absortas como de satisfacción de sí mismo, de un modo despectivo de actuar, de muecas, manierismos, burlas, quejas hipocondríacas y frases repetitivas" (según esta definición del DSM-II, la mayoría de la humanidad de los países desarrollados sería esquizofrénica hebefrénica); los "esquizofrénicos catatónicos", que tampoco tienen delirios ni alucinaciones, sino que permanecen en posturas rígidas y en silencio durante horas; y los "esquizofrénicos" a secas, que tampoco tienen delirios ni alucinaciones, sino que exhiben "abulia y falta de interés e iniciativa" y/o ocasionales estallidos de agresividad física o verbal. En el DSM-II se dice que una persona excesivamente feliz puede ser calificada de "esquizofrénica" (en concreto, del tipo "esquizo-afectivo excitable"), y que también puede serlo una persona excesivamente infeliz (que entraría en el tipo "esquizo-afectivo depresivo"). Por si fuera poco, el DSM-III (1987) indica que una persona que no sea ni muy feliz ni muy triste también puede ser diagnosticada como "esquizofrénica" (en concreto, del tipo "esquizo-afectivo simple"). Todo esto parece una broma de mal gusto, pero cientos de miles de personas fueron encerradas de por vida en el pasado en base a las clasificaciones absurdas y casi surrealistas del DSM, tomadas como si fuese "ciencia seria", y muchas más siguen siendo hoy en día sometidas como conejillos de indias a drogas con devastadores efectos secundarios.

    Ésa es la realidad que hay tras el mito de la "esquizofrenia" y de la "enfermedad mental", un mito que es alimentado por las poderosas industrias farmacéuticas y sus consejos de administración, que son los que han dictado los sucesivos manuales del DSM, la CIE-10 y los demás textos sagrados. Un saludo.

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  4. Me remito, Juan Carlos, a lo dicho en el artículo de la masacre sobre las estructuras clínicas. Es una cuestión estructural. La implicaciónd de neurotransmisores, que dice Inés, es posible. Si aceptamos la existencia del temperamento, que yo la acepto, como disposición genética a reaccionar de determinada manera tienen bases cerebrales y nerviosas. Por lo tanto hay personas más sensibles al trauma. Hace poco he leído Pensat la psicosis, del psicoanalista Enrique Rivas. Un poco para contrastar lo que dice Inés, que por su profesión conoce directamente el tema. Enrique Rivas es un psiquiatra de Madrid con más de treinta años de experiencia institucional en centros psiquiátricos. El mantiene una limitación, no eliminación, de usao de fármacos. Pero utiliza el término esquizofrénico para referirse a una estructura clínica del que no ha entrado en el orden simbólico. Cuestión compleja, a ver si Inés se paunta al debate.

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  5. Juan Carlos Álvarez19 de diciembre de 2012, 11:32

    Luis, me remito a mi contestación en el post sobre la masacre de Newton. La definición de las categorías diagnósticas psicopatológicas como "estructuras clínicas" es muy ambigua. Me parece más precisa la definición que da Marino Pérez como constructos socio-culturales de carácter clínico:

    http://primeravocal.org/escritos-sobre-la-esquizofrenia-de-marino-perez-alvarez/

    La implicación de neurotransmisores, que dice Inés, es posible

    Los neurotransmisores están implicados en virtualmente toda conducta humana posible. También los neurotransmisores están implicados en nuestra conducta de escribir sobre el teclado del ordenador, así como en la elaboración de este toma y daca de argumentos. Ahora bien, ¿significa esto que los neurotransmisores son la "causa" de que estemos aquí discutiendo, de que escribamos en el teclado del ordenador y de que utilicemos éstos y no otros argumentos posibles?

    De igual modo, que los psicofármacos influyan en la conducta de los pacientes (y de los no pacientes) no dice nada del hecho de que las psicoapatologías tengan una causa física. Si tenemos un dolor de cabeza y tomamos una aspirina, nuestro dolor de cabeza disminuirá; pero eso no significa que la causa del dolor de cabeza sea el ácido acetilsalicílico. De igual manera, en algunos pacientes psicóticos los síntomas disminuyen cuando toman fármacos que suprimen la actividad de la dopamina; pero ello no significa que la causa de la esquizofrenia sea el exceso de dopamina (de hecho, tales fármacos también alivian los síntomas de la enfermedad de Párkinson, de la enfermedad de Huntington y hasta de la depresión y el trastorno bipolar en algunos casos).

    Un poco para contrastar lo que dice Inés, que por su profesión conoce directamente el tema.

    Nadie conoce directamente ningún tema, Luis, por mucha experiencia profesional que tenga con el mismo. Yo también he trabajado y trabajo ahora mismo con un sujeto psicótico, y sólo puedo entenderlo o tratar de entenderlo a partir de una teoría que es la que guía mi práctica. No hay un conocimiento directo de la realidad: esto es sólo realismo ingenuo.

    También lo digo porque citas la autoridad supuestamente indiscutible de Enrique Rivas, por el hecho de que lleve 30 años de profesión en el campo de la Salud Mental. Pero hay otros profesionales igualmente competentes y con tanta o más experiencia, que plantean posturas distintas y aun contrapuestas. Como ya dije en otro post, no se trata de eliminar sin más toda la medicación psicofarmacológica, sino de racionalizar su uso. Y este uso racional de la psicofarmacología pasa por reconocer 3 puntos básicos:

    1) Los psicofármacos son paliativos, no curativos. Por tanto, sólo son un instrumento de ayuda para los métodos verdaderamente curativos, que son la psicoterapia, la formación ocupacional, la integración laboral y/o sociocomunitaria, etc...

    2) Los psicofármacos deben tener un uso temporal, específico y puntual, y no cronificarse hasta convertirse en un "estilo de vida". Porque sus efectos secundarios y su creación de dependencia son devastadores si se alargan en el tiempo.

    3) El suministro de psicofármacos no debe ser obligatorio, y debe requerir la aceptación voluntaria del paciente (salvo en un caso de urgencia extrema, como una persona que en un determinado momento se quiera autolesionar o lesionar a otros).

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  6. Bueno, Juan Carlos, yo no digo directamente en el sentido ingenuo, sino que lo conocen por una trabajo y una realción cotidina. Mucha gente habla a través de informaciones directas. Directa aquí es la que viene d ela propia experiencia. Yo no hablo de autoridfad indiscutible de Enrique Rivas sino de una persona que es lacaniana para ha trabajado 30 años directamente con sujetos psicóticos.

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  7. Juan Carlos Álvarez20 de diciembre de 2012, 1:41

    Luis:

    Para mí has sido una "decepción". Sobre todo por tu sectarismo y tu anticomunismo visceral.

    Es evidente que no estamos en el mismo bando.

    Adiós.

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    1. Juan Carlos, estás proyectando en el otro, es decir en mí, tu propio sectarismo. Me remito a lo que te he dicho en el post de ls reponsables de la masacre.

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  8. "Creer o no creer"... sería cegarme a absorber la información absoluta en medios tradicionales de TV, net, instituciones, o en fuentes de investigación muy poco cercanas a la realidad y que sin escrúpulo alguno desacreditan a científicos, periodistas, profesores... Os puedo preguntar ¿cuántas veces la ciencia convencional a través de médicos, psicólogos, profesores y tanto otros cometen errores afectando de una u otra forma a los demás. Tendiendo todos, por supuesto, competencias intelectuales, de prestigio y respaldo, sin embargo ha habido errores, ya sea por intereses propios o colectivos. Insisto, detrás de todos ellos ha habido personas que por creencias o formas de pensamiento preestablecidas o adquiridas ha formando la personalidad afectando el desarrollo integral del individuo.
    La esquizofrenia puede existir según el punto de vista de la persona o profesional, en este caso, muchos dirán que si y otros que no. Desecharan argumentos válidos tanto estudiados en un laboratorio o una sala de experimentación. Pues se podría ser bien convencional e investigar hasta que punto el ego, la arrogancia y muchas cosillas inherentes al ser humano determinan un buen o no diagnostico clínico?, Siguiendo esta línea ¿cuándo realmente se podrá hablar y discutir de un paradigma tan real como no. Quizás, cuando cada uno de nosotros dejemos de mirar más allá de un interés personal, cuando nosotros mismos dejemos de desmentirnos y cerrarnos en viejos o nuevos paradigmas.
    Me falto algo creo en la verdad, en la justicia y en la investigación y mucho lave lave lave!...PD: y no existe la cosa, pero tengo fe en el avance de la ciencia, no nuclear por cierto.. de eso Putin sabe. :)

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  9. La mente es una comunidad de vecinos. Dormimos cuando callan todos por cansancio generalizado. Y aún así hay soliloquios internos. Vean los cambios en la voz. La chica es fría y distante conmigo. Se me ocurre una gracia, una salida. Ella rompe a carcajear y me la gano. Ahora habla conmigo con otra inflexión de la voz. La pequeña niña puñetera me ha dado el beneplácito. En otras ocasiones se le imposta la voz y habla como la señora madura que es. Desde que me la he ganado, me saluda con un tono de voz intermedio entre una y otra. Pueden hacer la prueba en todos y cada uno de sus conocidos. Distintos temas, ocasiones, eventos, tonos de voz, planteamientos... No estamos pilotados por un sólo ser. En nuestra cabeza hay varios personajes para gestionar la complejidad de la vida diaria. Si una persona es fuerte, está despierta por ser listo. Si además es inteligente, fuerte e inteligente, estará doblemente despierta. Doble posibilidad de conflicto. Hay cantidad ingente de casos de descendientes de linajes moro-gitano con esquizofrenia. Ya que simplemente son fuertes e inteligentes. Y tendentes al conflicto. Y el conflicto se interioriza. Y la comunidad de vecinos no llega al consenso o las decisiones presupuestarias sobre la gestión son insostenibles. Y el individuo quiebra en la tensión. Pero igual que el resto de la humanidad. No es incoherencia lo que desde fuera se observa. Es dificultad de ser. Algo que puede afectar a cualquiera. Ser uno mismo. Frase vacía donde la haya. La consciencia es una simulación mediática. No existen las enfermedades mentales porque ni siquiera existe la mente. Existe el alma. El espíritu. No es esoterismo. Esoterismo es reificar o cosificar los procesos para tenerlo todo parametrizado con neurotransmisores y redes neuronales. Que se lo digan a los nazis. Los intentos de dominar la voluntad no funcionaron. La psiquiatría es una seudociencia porque la mente es una atlántida, un triángulo de las bermudas. La psiquiatría es el fracaso más evidente de la medicina. Vamos a enfrentar la realidad de una vez: El cuerpo y la mente son la misma mentira. Es el alma la que existe. La del esquizofrénico es compleja y dolida. Pero no por enfermedad. Sino por roces de su espíritu con el establecido por la cracia. La esquizofrenia es como el tiempo, la empatía, la intuición, la consciencia o Dios. Unos simples constructos abstractos que no reflejan sino un acuerdo intersubjetivo entorno al conjunto de miedos de una tribu que aún no termina de aceptar la realidad. Que el alma existe. Los apaches creían en ello. Para ellos no existían los muertos. Decían que fulanito o menganito " estaba de viaje". La imposibilidad de contemplar la propia muerte es una señal de que la realidad del alma o espíritu del individuo es la única a considerar. Que te diagnostiquen una enfermedad mental significa que no eres entendible y que tu espíritu tiene conducta que no son del agrado de otros.

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    1. La mal llamada "psicosis" es un constructo del sistema autopoiético -id est autocreado, por lo tal tendente a una cracia o autoritarismo inculto y soplapollístico-. La clase dominante burguesa inyecta sus "falsas psicosis" como modelo polar -i.e. "político"- de respuesta por parte del dominado a su pesar, del no competitivo, del artista -que es también autopoiético, pero curiosamente adogmático-. Ya los zares rusos del siglo XIX entendían que un ESCRITOR que había afirmado "Rusia es un país sin historia" debía de ser estigmatizado como loco, como falso loco, pues la débil razón patrañera del subnormal cracista se asienta en la incultura distintiva de la filogénesis de la verdad, sepultando así cualquier dialéctica humanista en el sistema tetrarcal. El llamar a un ser humano "paranoico" demuestra que tiene más empatía que cualquiera, y que tal empatía fracasa debido al sórdido concurso de las bestias, en este caso, fascistas. Porque la empatía no es un fracaso, sino lo que les falta a ciertos burros que estudian la rama más politizada de la medicina -su disciplina más estúpida y antignoseológica- con vistas al racismo antropológico (ver filosofía Paneriana). Por otro lado, Durkheim reconocía unas causas sociales -poder, castas filocráticas, intereses de opresión- en el paradigma, por ejemplo, del suicida. Porque el suicidio es una consecuencia de la hipoestesia de ciertos hijos de puta. Y lo sabemos, por supuesto que sabemos cuál es el estatuto ontológico de la verdad: el de la Muerte de la Psicocracia invasivista...

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