miércoles, 30 de junio de 2021

CRISIS PERMANENTE. ENTRE LA FRATERNIDAD HUÉRFANA Y UNA DEMOCRACIA INSURGENTE

Crisis permanente. Entre la fraternidad huérfana y una democracia insurgente

Jordi Riba

Barcelona: NED, 2021.







 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Jordi Riba es profesor de filosofía de la UAB y también investigador asociado en el laboratorio “Logiques contemporaines de la phiolosophie” de la Universidad París VIII. El libro que nos ocupa continua un conjunto de ensayos que ha ido publicando los últimos años sobre un tema central sobre el que lleva mucho tiempo reflexionando: el papel del individuo en la renovación democrática y su articulación filosófica: “Republicanismo sin república” (2015) y “Crisis, fraternidad y democracia” (2018). Pro también hay que citar su traducción de “La democracia contra el Estado (2017), libro escrito por su maestro Miguel Abensour, no hace mucho fallecido y al que le dedica este libro. Ahora bien, no creo que sea todavía “el momento de concluir” sino que es todavía, siguiendo los tiempos lacanianos, “tiempo de comprender”. Quizás porque la única conclusión posible sobre la radicalidad democrática es que no hay conclusión definitiva, ya que todas las problemáticas que despliega quedan siempre, en algún sentido, abiertas.

 El libro se inicia con el despliegue en tres escenas de las crisis de la modernidad que estamos viviendo: en primer lugar, la crisis filosófica después de la muerte de Hegel, en segundo la crisis de la reproducción social en todas sus facetas (política, económica, institucional, ecológica) y finalmente la más paradójica de todas, que es la crisis “de la crisis y su futuro”. Pero la cuestión es que no hay que tratarlas como crisis puntuales que se dan en la modernidad, sino que son estructurales a la propia modernidad es una crisis permanente. Este es el signo de estos tiempos modernos en los que continuamos estando, en el que ya no hay tradición posible a la que acogerse ni una tierra prometida a la que llegar. Y este último punto es el que lleva a considerar que el ideal ilustrado también está agotado. Jordi Riba recurre a un filósofo francés del siglo XIX, Jean-Marie Guyau, no muy conocido, pero sí muy importante (y que el autor conoce muy bien) que plantea que para acogerse radicalmente a lo que implica la noción de la modernidad y sus consecuencias, hay que entenderla como irreligión en lugar de como secularización. Porque asumir la modernidad quiere decir aceptar la incertidumbre (buen momento para recordarlo) de la falta de fundamentos, del cuestionamiento no solo del progreso sino también de la identidad. Siguiendo la metáfora (un buen recurso, nos recuerda Jordi Riba, como dijeron Blumenberg o Wittgenstein) es como si estuviéramos en una embarcación sin timón, en la que no vemos ni de dónde venimos ni adónde vamos, pero en la que hemos de evitar la deriva y, por supuesto, el naufragio. ¿De que disponemos? De Nosotros mismos. Aquí aparece la expresiva noción de “fraternidad huérfana”, felizmente rescatada por Jordi Riba. Ya hace unos años Antoni Doménech nos lo recordó en su brillante ensayo “El eclipse de la fraternidad”. Ahora, el autor del libro vuelve a hacerlo desde una perspectiva renovada. ¿Que son la igualdad y la libertad sin la fraternidad? Algo limitado, que hace perder gran fuerza de este lema que ha inspirado los movimientos emancipatorios desde la revolución francesa. Y es un concepto que no puede sustituirse por el de solidaridad (ni mucho menos por el de “empatía”, añado yo). Porque la fraternidad es, por definición algo horizontal, entre iguales que cooperan, que comparten y se ayudan.  Y esta fraternidad huérfana ya no tiene Padre. Esto me sugiere desde “la Muerte de Dios” de Nietzsche hasta los aforismos de Norman O. Brown en su inclasificable y sorprendente libro “El cuerpo del amor”, que presenta la fraternidad como la única salida a la Muerte del Patriarcado y la caída de la Autoridad.

 Visto lo anterior solo hay que dar un paso, que resulta evidente una vez lo hemos hecho, que es el de entender que la única expresión política coherente con esta fraternidad huérfana es la comunidad política democrática. Entramos aquí en los dos últimos capítulos, los más importantes en cuanto a la elaboración política de la propuesta, que son “El papel de la fraternidad huérfana en la renovación democrática” y “Pensamiento crítico y democracia insurgente”. Aquí vemos el peso inspirador que tiene el pensamiento de Abensour en la trayectoria de Jordi Riba. Pero también la presencia en ambos del imprescindible Claude Lefort. Pero la “democracia salvaje” de Lefort se transforma en la “democracia insurgente” de Abensour tomando como referencia una determinada lectura antiestatista de Marx. Abensour  insiste en el necesario impulso utópico de la democracia: democratizar la utopía y utopizar la democracia, nos sugiere. Y resulta aquí muy interesante la referencia a Enmanuel Lévinas de que el elemento utópico debe ser siempre “lo humano”, entendido como vínculo y como encuentro, tomando la amistad como referencia, no desde un humanismo abstracto. Lo imprescindible es, en esta línea, despojar a la utopía del elemento mitológico. La ilusión de la sociedad perfecta por llegar. El mismo Lefort ya nos avisó que frente a la pérdida de la tradición se abrían dos vías: la democrática y la totalitaria. Esta tierra firme imaginada es la que ha creado los totalitarismos, que vienen a ser aquello contra lo que Guyau nos prevenía: las religiones secularizadas. No, las creencias no sirven. Hemos de movernos en lo incierto, en este movimiento que nos impulsa a la emancipación colectiva. Hay que mantener el lugar vacío en el timón: en cuanto lo ocupa alguien ya restituimos la figura de Otro que nos guía.

 Pero los problemas que aparecen son muchos y profundos. Jordi Riba, afortunadamente no pretende tener la solución. No es esta la función de la filosofía, sino la de asumir el riesgo, la de abrirnos nuevos horizontes para entender el mundo en que vivimos y abrir caminos posibles, pero nunca seguros. Hablamos de una función crítica, no normativa, de la filosofía. Si aceptamos el planteamiento de Abensour y de Jordi Riba de una democracia sin Estado, entendiendo por esto último el aparato burocrático (cuestión que, por mi parte, como defensor del Estado de derecho, no acabo de compartir del todo), se presentan varias problemáticas:

1   ¿Cómo defender la comunidad política desde el respeto a la individualidad?

2  ¿Cómo transformar el movimiento democrático en institución para que pueda sostenerse sin caer un aparato estatal burocrático?

3   ¿Cuál es el papel de las leyes en esta institucionalización? ¿debe cristalizar en una Constitución? ¿Cómo garantizar su cumplimiento? ¿

   ¿Debemos considerar la sociedad civil como la sociedad política?

En todo caso hay que recoger la herencia (como hacen Lefort y Abensour) de Maquiavelo cuando plantea que las oligarquías (“los grandes”) tienden siempre a establecer relaciones de dominio y el pueblo debe estar siempre alerta para impedirlo. Me vienen aquí dos referentes complementarios, que son las de Philippe Pettit, en su definición de la libertad como no-dominación y Michel Foucault cuando reivindica los “derechos de los gobernados”. De todas maneras, xlas referencia del libro son múltiples, aparate de los citados: Habermas, Hanna Arendt, Merleau Ponty, Paul Ricoeur, Jacques Rancière, Alain Badiou, Pierre Rosanvallon… Un problema es que al no ser un libro muy extenso las alusiones a puntos sugerentes de estos pensadores no pueden ser desarrolladas.

 En todo caso, un libro muy interesante, como material de reflexión, sobre la apuesta democrática emancipatoria. Un buen libro para pensar la política desde la filosofía, no como algo de lo que deben ocuparse solo los políticos sino como algo que nos incumbe a todos. Este es el primer presupuesto de la democracia, que como nos decía Cornelius Castoriadis, no es un procedimiento formal sino una cultura.

                             

 

viernes, 18 de junio de 2021

EL MURCIÉLAGO Y EL CAPITAL

 


 

 

 El murciélago y el capital. Coronavirus, cambio climático y guerra social.

Andreas Malm

(traducción de Miguel Ros González)

Errata Naturae: Madrid, 2020.

                                                                                       Luis Roca Jusmet

 El libro que nos ocupa me parece fundamental para ser capaces de insertar la pandemia del covid-19 en lo que se ha llamado el Capitaloceno, es decir, el medio ambiente que ha generado el capitalismo. Es un libro militante pero no propagandista. El autor, Andreas Malm, es un periodista y escritor sueco que, aparte de un activista, sabe muy bien de lo que habla. El libro está dividido en tres partes que dan un conjunto bien estructurado. Empieza con “Coronavirus y cambio climático”, que es la problematización inicial. Continúa con “Una emergencia crónica”, que viene a ser el diagnóstico radical de la enfermedad que padecemos. Concluye con “Comunismo de guerra”, que sería el contundente remedio que nos propone para curarnos nosotros curando el planeta.

 La primera parte nos interpela con una pregunta incómoda: ¿Por qué ningún gobierno ha sido capaz de poner en marcha ni una mínima parte de los medios que han puesto en juego para frenar la pandemia? Malm desmonta las justificaciones ideológicas con argumentos contundentes, siempre para poner de manifiesto que enfrentarse seriamente al cambio climático significaría desmantelar el capitalismo, mientras que las medidas contra la pandemia son coyunturales y actúan contra un acontecimiento disruptivo que afecta, además a las clases altas y medias de los países ricos. La segunda parte del ensayo entra de lleno en el problema del cambio climático, señalando el capitalismo como su causa y situando la pandemia del covid-19 como una de sus manifestaciones. Las infecciones zoonóticas, que son las que cruzan las especies, se producen cuando se desmantela el hábitat de las especies salvajes. El análisis del autor del intercambio ecológicamente desigual y patológico es preciso y riguroso, con multitud de ejemplos significativos. Todo ello nos lleva a la formulación de un capital parasitario y devastador, con una dialéctica del desastre que nos lleva a un escenario presente y futuro cada vez más inquietante.  

 La tercera parte es, evidentemente, la más difícil y arriesgada, porque debe apuntar una solución. Andreas Malm lo hace sin medias tintas y con título provocador, ya que para reivindicar hoy el comunismo y además “de guerra”. hay que tenerlo claro y, además, ser muy valiente. Descarta, de entrada, el anarquismo como planteamiento, que es el que está de moda en los movimientos antisistema. El Estado, insiste Andreas, es necesario e imprescindible porque es el único que puede tomar las medidas para detener esta deriva suicida que al final será irreversible y nos hundirá a todos. Hacen falta acciones coordinadas a nivel mundial y la voluntad política para hacerlo, enfrentándose, eso sí, a las grandes multinacionales y acabando con lo que llama “el imperialismo ilimitado”. Respecto a la socialdemocracia señala su incapacidad histórica para enfrentarse a las élites económicas y las concesiones que siempre ha hecho al sistema. Pero no deja de reconocer la importancia de acciones como la de Lula en Brasil para parar la devastación de la selva amazónica. O las esperanzas de que puedan aparecer líderes como Bernie Sanders o Jeremy Corbin en sus filas. Muy interesante, me parece, sus reflexiones sobre el “comunismo de guerra” después de la revolución de octubre. Pero, sobre todo, es muy importante su esfuerzo por actualizar un “leninismo ecológico” aprendiendo de los errores del pasado.

 Un libro, en definitiva, que me parece un material muy valioso para una izquierda que quiera ser radical (en el mejor sentido de la palabra: “ir a la raíz”) y que al mismo tiempo sea capaz de entender bien lo que nos está ocurriendo. Cuestiono un concepto que utiliza que es el de Estado burgués, ya que me parece que hay que ver el Estado con una ambivalencia que esta nominación oscurece. Sería más crítico que él con la tradición comunista y menos con la socialista y me parece que falta un análisis del paso del viejo imperialismo al neoliberalismo. Pero todo esto son elementos de discusión y matices que en ningún sentido ensombrecen su lúcido trabajo de análisis y sus coherentes propuestas. No hay otra salida, nos dice, que la revolucionaria. Puede parecer utópica ¿Pero no es más utópica pensar que el capitalismo será capaz de resolver esta última crisis a la que nos aboca ?

 

 

 

 

sábado, 5 de junio de 2021

CONTRA EL NACIONALISMO

 



El complot de los desnortados

Joan Ferrán Srafini

 Ediciones Hildy, Barcelona, 2019

Bajo el murmullo de los alisios

Joan Ferrán Serafini

 Ediciones Hildy, Barcelona, 2020

 Sergio Fidalgo es un periodista y editor que decidió contrarrestar la sistemática propaganda nacionalista que vivimos en Cataluña, tanto desde los medios de comunicación públicos como desde la mayoría de la prensa. Para ello puso en marcha el diario elCatalán.es y la editorial EdicionesHildy. Voy a comentar dos de las últimas publicaciones, cuyo autor es Joan Ferran. Con una larga trayectoria militancia desde el franquismo en grupos libertarios acabó al inicio de la Transición en el PSC, donde ha tenido diversa responsabilidades orgánicas e institucionales. Se hizo famosa su expresión de que TV3 tenía una costra nacionalista, cuando era diputado del Parlament en el 2007. Podemos considerar a Joan Ferran como representante del sector del PSC menos impregnado de influencias nacionalistas. O si se quiere decir de otra manera, más beligerante contra el nacionalismo. En estos momentos se considera simplemente un afiliado del PSC , pero participa activamente en la lucha ideológica contra la hegemonía del nacionalismo en el imaginario social catalán. Comento aquí dos libros, uno en forma de crónica y otro de ensayo, que forman parte de esta batalla.

 “El complot de los desnortados. Tras la estela del naufragio. Revisión de una etapa política catalana” es una sustancioso diario de Joan Ferran que se inicia el marzo de 2018 y acaba el 11 de noviembre de 2019. Aunque en este tiempo Joan Ferran no estaba a primera línea de la política institucional, si lo estaba en la trastienda del PSC. Representa la línea de izquierdas más nítidamente no nacionalista en el PSC. Su línea política coherente y su libertad de juicio merecen una lectura atenta. Su formato de diario lo combina con anécdotas y lo hace más ligero de lectura. Ferrán es, de todas maneras, siempre conciso y poco retórico, lo cual es un valor añadido. Su aire no dogmático y su claridad de no hacer ninguna concesión al discurso nacionalista convierten este diario en una lectura obligada para aquellos que quieran construir una narrativa alternativa a la del nacionalismo, siempre desde la óptica de un socialismo democrático.

 “Bajo el murmullo de los alisios” es una novela corta, bien escrita y fácil de leer que tiene una doble pretensión. Por una parte, es un documento de la época que va desde la muerte de Franco hasta la convocatoria de las primeras elecciones, es decir desde noviembre de 1975 hasta junio de 1977. Se basa en la experiencia de un joven barcelonés, que ha estado en prisión por razones políticas, y que va a hacer el servicio militar en Canarias. Por otra parte, Joan Ferran quiere recoger la tradición del espíritu didáctico que tuvo la llamada “Novela ideal” que llevaron a cabo los anarquistas hará ahora un siglo más o menos. Tenía un aire algo folletinesco y pretendía transmitir a las clases populares un mensaje didáctico emancipador. En este caso es la crítica al nacionalismo. Lo original de la historia es que no coge el típico ejemplo vasco o catalán. Lo hace con el canario y con la breve aparición de un grupo armado la FAG (fuerzas armadas guanches) del MPAIAC (Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario).  Una historia interesante, bien contada y que se lee de manera fluida, que no es poco.