domingo, 21 de marzo de 2021

CAMINANTE NO HAY CAMINO; SE HACE CAMINO AL ANDAR...




Escrito por Luis Roca Jusmet

  Vivir no es fácil, para nadie. Las dificultades no son las mismas para todos, por supuesto. El primer problema es sobrevivir. Algunos lo tenemos resuelto al nacer y otros no. Esta es la primera y radical injusticia de la humanidad. Quien necesita preocuparse por la supervivencia no se plantea otros problemas. Lo básico es lo primero. Los seres humanos somos animales complicados y una vez superada esta primera cuestión aparecen otro problema, que es el de cómo vivir.

En las sociedades tradicionales se transmitía un ideal, es decir unas creencias, unos valores, unas normas que asignaban a cada cual un status y un rol social determinados. Uno podía sentirse mejor o peor en este papel, pero los márgenes de decisión eran muy limitados. Había seguridad y poca libertad. Los que se rebelaban debían pagar un alto precio para hacerlo. Eran pocos. Los demás tenían un camino marcado, marcado por los otros, por las normas sociales. la dificultad de vivir estaba, sobre todo, en asumir de la mejor manera posible este papel social que te habían asignado.

Hoy no vivimos en una sociedad tradicional. Todo lo sólido se va disolviendo y la sociedad es cada vez más líquida. La sociedad moderna va avanzando en esta línea. Se pierde seguridad y se gana libertad. Los ideales caen. La responsabilidad se desplaza cada vez más de la sociedad al individuo. Esta es la dinámica social, nos guste o no, la valoremos de una manera o de otra. Todos estamos interpelados. Los totalitarismos ( ideológicos, religiosos, nacionalistas) son manera de escapar para refugiarnos en el grupo y en el líder que decide por todos. En el límite están las sectas, que radicalizan estas huidas hacia adelante.

La libertad da miedo, pero pienso que hay que asumirla. Hemos perdido seguridad pero no podemos desperdiciar lo que hemos ganado. Saber lo que hacer para tener una buena vida lo vamos construyendo mejor o peor. Digo construir ( a veces es destruir) y no descubrir. Como dijo tan sabiamente Antonio Machado, "caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Cuando el camino está hecho es que lo han hecho los otros. Por esto considero que no hay que ir por la vida con un mapa ni con un plan cerrado. Pero esto no quiere decir que no necesitemos una brújula, que nos oriente hacia el norte. De esto se trata, de ir construyendo este Norte en cada uno de los aspectos de nuestra vida. Porque si no tenemos un Norte, o somos una bala perdida que no sabe dónde va o una veleta que va donde le llevan los otros

sábado, 13 de marzo de 2021

ECOLOGISMO CONTRA CAPITALISMO

 



Reseña de

El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y acumulación de capital.

Jason W. Moore

Traficantes de Sueños, Madrid, 2020

Escrito por Luis Roca jusmet

  El libro que nos ocupa me parece muy importante para entender la dinámica y la crisis del capitalismo histórico.  Jason W. Moore, economista político e historiador medioambiental, parte, aunque él no lo diga, de la máxima de Spinoza: “No somos un imperio dentro del imperio”. Contra el dualismo cartesiano Hombre (Sociedad)/ Naturaleza. Por muy peculiares que seamos como especie, el ser humano y sus producciones son parte (por muy transformada que sea) de la Naturaleza. Desde esta perspectiva no podemos entender el Capitalismo como sistema económico activo que actúa sobre una Naturaleza pasiva. El Capitalismo es en la Naturaleza y la Naturaleza es en el Capitalismo: esta es la hipótesis fuerte de la doble internalidad que defiende Moore. Plantea así la necesidad de una revolución conceptual en la manera de entender (y criticar) el capitalismo histórico.  El concepto clave es el de oikeios, que es el medio ambiente que configuran los seres vivos (en este caso, y de manera más radical, los humanos). Una dialéctica en la que interviene la flora, la fauna, los ciclos y movimientos naturales, las modificaciones geológicas y las biosféricas. A partir de aquí surge la pregunta clave: ¿Cómo se unifica la Humanidad con la Naturaleza en el Capitalismo?.  El capitalismo histórico surge en el S.XVI, a partir de la transformación agrícola capitalista, la codificación simbólica y las revoluciones científicas, combinadas con el racismo como bandera para legitimar el esclavismo. La metáfora que utiliza Moore (para sustituir la noción de “norma estructural” para definirlo como sistema) es la de “arrecifes de coral”, en el sentido que las estructuras físicas, las percepciones y los modelos productivos se multiplican periódicamente. Se va creando un oikeios que va aniquilando el espacio por el tiempo, en el sentido que cada vez es mayor la velocidad de los flujos de capital y acelerar los tiempos de retorno, con lo cual podemos decir que el capital crea espacio. En el siglo XVII aparece el tiempo abstracto, la racionalización y la cuantificación de todo lo que hay para asegurar su control.  Tiempo lineal en un espacio plano y una naturaleza entendida como externa. La cartografía es muy importante. No solo la sociedad es histórica, también lo es la naturaleza. La geografía física y social van unidas, no las podemos separar. Jason W. More cuestiona la operatividad de la idea de Antropoceno para entender el impacto del hombre en la naturaleza. Propone sustituirlo por la noción de Capitaloceno, que se iniciaría en el siglo XV. Esta conceptualización le permite cuestionar también todo el mito de la revolución industrial, a la que considera simplemente una etapa de lo que ya se inició más de tres siglos antes. Propone (siguiendo, en parte a Arrighi) cinco etapas del capitalismo: 1) ciclo germánico-ibérico (1451-1648);2) ciclo encabezado Países Bajos (1560-1740);3) Ciclo encabezado por Gran Bretaña (1680-1910); ciclo encabezado por EEUU (1870-1980); ciclo neoliberal. Pero todas estas son crisis de desarrollo, que se resuelven por una capitalización y una apropiación renovadas. Las reglas del juego del capitalismo se establecen a mediados del siglo XVII, con más de un siglo de nacimiento de su dinámica. Parte de algo falso, que es que todo en la naturaleza se puede reponer. El capitalismo transforma en décadas lo que civilizaciones anteriores habían necesitado siglos.  El dinero es clave, ya que lo que hace es valorar el trabajo asalariado y devaluar el resto de la naturaleza, separar la explotación de la apropiación.

 

 Los estados, las clases, la producción de mercancías y la apropiación de naturaleza barata son procesos y proyectos que transforman lo humano y lo no humano. Se revoluciona el paisaje, la productividad del trabajo (que sustituye a la de la tierra) y las técnicas de apropiación global.  Es necesario replantearse la ley del valor, formulada por Marx, partiendo de cuatro enunciados que surgen de la reconstrucción del capitalismo como una ecología-mundo. Son estos: 1) La acumulación de capital supone la transformación de la Tierra (y de sus habitantes); 2) La sustancia del valor es el trabajo social abstracto, pero las relaciones de valor comprenden y unifican las relaciones de trabajo-energía, remuneradas y no remuneradas; 3) La ley de valor es también una ley de apropiación de la Naturaleza Barata;4) Las fronteras de la Naturaleza Barata se construyen de manera activa a través de la praxis simbólica y la transformación material. Se genera una naturaleza social abstracta a través de la cartografía, la botánica, la cuantificación y la medición del espacio geométrico y del tiempo lineal. El tema del valor, como sabemos desde Marx, es fundamental. Es el punto de partida de Moore. La pregunta es ¿cómo se transforma el trabajo-energía en valor? Una cuestión básica es que el capitalismo sobrevive por proyectos que hacen trabajar a la naturaleza duro y barato. Esto es la apropiación, más importante incluso que la explotación. La explotación es una mercantilización del trabajo de la que se extrae una plusvalía. Pero la apropiación es el trabajo no remunerado:  materias primas, energía, alimentos y fuerza de trabajo. Hablar de fuerza de trabajo no remunerada hace referencia sobre todo al trabajo doméstico que las feministas reivindican como trabajo olvidado y que recae básicamente en la mujer.  Lo que es valor, por otra parte, lo decide cada civilización. El capitalismo pasa del valor y productividad de la tierra al valor y productividad del trabajo.

 La savia del capitalismo es lo que Watson llama la Gran Frontera, que es el proceso de transformación de territorios para inclinar la balanza hacia la apropiación barata de recursos y aumentar la tasa de ganancia. Porque la tasa de ganancia no depende solo de los salarios (ligados lucha de clases) ni al precio de los materiales y maquinaria utilizado. Todo esto es lo capitalizado, lo que entra en la producción. Depende de que la apropiación tenga más peso que la capitalización.  Se internalizan espacios necesarios para acumular capital. Los límites del capitalismo son internos, provienen de que necesita aumentar infinitamente su apropiación cuando los recursos son limitados. Cuando disminuye la apropiación entonces hay una expansión financiera porque no se invierte en la producción. Hay reducción ecológica, falta de naturaleza para apropiarse y entonces se pone en marcha la triple hélice: capital, ciencia y poder. Todo ello al servicio de la técnica capitalista para movilizar y apropiarse de las fuerzas naturales. Es la Naturaleza Barata de la que necesita apropiarse continuamente para superar sus crisis. ¿Cuáles son las causas de las crisis del capitalismo? Para Moore hay que explicarlo a partir de la relación entre la mercantilización y la reproducción. Es decir, que mientras la tendencia del excedente del capital es hacia la subida, el excedente ecológico decrece. El excedente ecológico es lo que dispone el capital para apropiarse de la naturaleza de manera barata (materias primas, alimentos, energía, fuerza de trabajo). Es decir, que el capital accede de manera gratuita o casi gratuita a estos recursos naturales no mercantilizados. El problema es que después de cada crisis y recuperación el excedente ecológico se va reduciendo.

 La pregunta es, por supuesto, si la crisis actual es de desarrollo, es decir de una fase, o es epocal., es decir estructural. Un elemento importante en el análisis de las crisis capitalistas es que las crisis no solo son cíclicas sino acumulativas, es decir que la superación de cada crisis es cada vez más difícil porque los recursos naturales van disminuyendo. El autor plantea su hipótesis de que la crisis actual del capitalismo es epocal y no tiene, por tanto, salida. Para ello analiza el ascenso y el final de la Naturaleza barata. Lo que se problematiza son los mecanismos de reproducción del sistema. Para ello toma como referencia la larga evolución de la revolución verde, es decir, de la implantación mundial de la agricultura capitalista , el agotamiento de recursos y todo el valor negativo que va engendrando. El cambio climático es el más conocido, pero hay muchos más (¿ la pandemia?).

Sintetizando las aportaciones del marxismo, del ecologismo y, en parte, del feminismo. Tomando como referencia también a otros grandes, como Immanuel Wallerstein, Giovanni Arrighi y David Harvey. Una síntesis coherente y novedosa. Un libro que no es fácil pero que merece el esfuerzo, ya que me parece imprescindible para entender donde estamos y los radicales desafíos a los que nos enfrentamos.

sábado, 6 de marzo de 2021

EL CINE EN LA TRAMA DE LA VIDA

 


Reseña de

 Deambulaciones. Diario de cine 2019-2020

Carlos Losilla

Muga, Vernejo, 2021.

                                                                              Luis Roca Jusmet

 Carlos Losilla es crítico de cine y escritor.  Tiene publicaciones muy interesantes, como “El sitio de Viena. Huellas de Fritz Lang” (2008) o “Flujos de melancolía. De la historia al relato del cine” (2010) o el monográfico dedicado a “Raoul Walsh” (2020). Lo que se plantea en esta ocasión es un reto muy arriesgado: hacer un diario personal de su pasión, que es el cine. Pero no se trata de un diario de críticas, lo cual no sería demasiado complicado, sino de algo más complejo. Lo que intenta es enlazar su vida cotidiana con el cine. ¿Será el cine entonces una forma de vida, como decía Pierre Hadot al referirse a la filosofía? Tampoco es esto lo que nos plantea el autor. En realidad, como bien dice, no plantea nada. El libro no nace de un proyecto. Se origina a partir de la combinación entre azar y necesidad. Losilla escribe unas notas, fragmentos sin intención concreta, casi de manera terapéutica, a partir de lo cual surge un torbellino que va encadenando lo escrito, con el deseo de implicarse en la propuesta que le hacen con todo lo que se va produciendo a partir de aquí. El filósofo francés François Jullien frente al plan que constituye el esquema de acción occidental, con unos objetivos y unos medios para conseguirlos, reivindica la idea china de eficacia, que es aprovechar el potencial que ofrece una situación. Losilla es aquí “algo chino”, por suerte. Porque todo aparece así más fresco, más creativo, menos encorsetado. Me parece que la manera como Carlos Losilla expresa sus comentarios, impresiones, afectos con respecto a las películas tiene un gran valor porque las transforma en experiencia. Esta me parece que es la palabra clave, en una sociedad en que tanto se ha perdido la experiencia, en la que nos limitamos a repetir lo que oímos y lo que leemos. Hay un esfuerzo sostenido por elaborar esta experiencia de la percepción fílmica que me parece que por sí sola ya da un sentido al libro. También una reflexión singular sobre el estatuto del cine, sobre la situación actual del cine. Mucho sabe de cine (y no solo de cine) Carlos Losilla y se nota. No me refiero aquí a un saber académico, sino a un trabajo que combina muy bien el rigor y la creatividad.

 El diario no aparece además en un tiempo cualquiera, lo hace en el tiempo de la pandemia. Otra intervención del azar que dará un determinado aire a este diario. Lo va a volver más claustrofóbico y también más sombrío. Tanto con respecto a la vida como con respecto al cine, porque el autor no puede separarlo. Su elaboración es un ejercicio libre de análisis de películas, nuevas y viejas, muchas veces unidas por la libre asociación.  Pero no es solo una reflexión sobre el cine, tiene también unas resonancias filosóficas muy sugerentes. Tiene además un carácter circular en el tiempo y en el espacio. Parte de un lugar al que vuelve otra vez. Como cerrando un círculo.

  Quizás Carlos Losilla es demasiado autocrítico, cuestiona mucho lo que escribe y esto puede provocar la impresión de que necesita justificar lo que hace.  Pero también es cierto que siempre resulta útil para problematizar el propio discurso y evitar caer en falsas certezas.

 En todo caso todos aquellos para los que el cine es una pasión debemos felicitarnos tanto de la aparición de esta nueva colección Mikeldi (dedicada a ensayos breves sobre el cine como fenómeno estético y cultural), como de que sea este original diario de Carlos Losilla el que lo inaugure. Doy aquí al significante “original” su sentido más pleno. Algo que es radicalmente propio, nuevo, que no es repetir más de lo mismo y que, por lo tanto, aporta algo.