miércoles, 26 de abril de 2017

SOBRE LA DEVASTACIÓN SIRIA



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Siria. Revolución, sectarismo y yidah.
Ignacio Álvarez-Ossorio
Madrid ; Editorial Catarata, 2016

La verdad es que Siria es uno de los temas más sangrantes de nuestros días, pero es un asunto tan complejo que es difícil aclararse y, por tanto, posicionarse sobre las partes en el terreno. Pretender que un libro, breve aunque denso, como el que nos ocupa, acabe de clarificarnos las cosas sería mucho pedir. Pero no lo es lo que realmente consigue este análisis, que es situarnos de una manera didáctica, aunque sin por ello perder rigor, sobre el papel de los actores y la dinámica del conflicto sirio.
Ignacio Álvarez-Ossorio sabe de lo que habla, esto se percata desde la primera a la última página del ensayo. Profesor titular de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante, coordinador de Oriente Medio y Norte de África en el Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas, investigador del instituto interuniversitario de Desarrollo Social y Paz, miembro de la Junta Directiva del Comité Español de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados palestinos. Álvarez-Ossorio es, por tanto, un buen conocedor del tema y, al mismo tiempo, una persona políticamente implicada en la defienda de los derechos humanos. Esta doble condición le permite un trabajo descriptivo-explicativo bien fundamentado y al máximo de objetivo, pero también el adoptar una posición que no es imparcial, ya que él se define como alguien que aborda el problema desde la perspectiva de la defensa de los derechos humanos. Lo interesante es que los dos registros quedan perfectamente delimitados.
De los diez capítulos en los que ha estructurado el libro, el primero ( "La Siria de los Asad") sirve para una caracterización muy poco amable de la Dictadura de Bashard al-Asad y su padre Hafez. Una dictadura, corrupta y con amplias redes clientelares, manejada con la mano de hierro de una represión sistemática y feroz contra los posibles disidentes políticos. En este contexto, el capítulo segundo ( "El pueblo quiere la caída del régimen") sitúa las movilizaciones populares contra la Dictadura en el marco de los movimientos aparecidos en la Primavera árabe. Lo que se pedía eran reformas democráticas y más justicia social. El capítulo tres hace referencia a la reacción de la Bashard al-Adad a la revuelta : aumentar la represión de manera brutal ( "La estrategia de la tierra quemada"). A esta reacción, que se transforma en acción, le corresponde una nueva reacción del movimiento rebelde ; la problemática militarización del levantamiento ( capítulo cuatro) Si ya la situación se presenta complicada en este momento, lo que viene después acaba convirtiendo el proceso en un círculo vicioso. Por una parte la fragmentación de la oposición ( capítulo cinco ), por otra la tempestad yihadista ( capítulo seis ) y, finalmente la intervención de potencias externas ( capítulo siete : el gran juego regional). La intervención yihadista tiene que ver con la desmoralización progresiva de una oposición duramente castiga, divida y sin un proyecto conjunto claro. También con la falta de esperanza de apoyos claros por parte de EEUU ( con un Obama excesivamente prudente por las malas experiencias de las intervenciones en Afganistán y en Irak) y de Occidente en general. Por otra parte la deriva islamista, sectaria, del conflicto. Todo ello lleva a refugiarse en lo religioso : solo queda Alá en la desesperación final. Asad tiene apoyos exteriores claros : Irán y sus satélites chiies ( como Hezbollarch) y Rusia. Los dos tienen intereses geoestratégicos fundamentales en apuntalar al régimen sirio. Por otra parte tenemos a Arabia Saudí, Qatar, los Emiratos Árabes, es decir todas las petromonarquías del Golfo Pérsico. A estos países les aterrorizó los movimientos de la Primavera árabe en defensa de justicia social y libertad. Entre ellos, solo Qatar apoyó a los Hermanos Musulmanes, que inicialmente no tenían presencia porque habían sido aniquilados en el interior por la represión del régimen, pero que tenían una base en el exterior y aprovecharon la guerra civil para intentar encabezar la revuelta. Turquía tenía una posición ambivalente. Por una parte le interesaba la caída de Asar pero lo que era fundamental era impedir un Kurdistán sirio. EEUU, como ya hemos comentado, no quiere implicarse y solo realiza acciones puntuales contra el ISS, como los países europeos atacados por el yihadismo.

sábado, 22 de abril de 2017

REALISMO CAPITALISTA

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Realismo capitalista. ¿ No hay alternativa ?
( traducción de Claudio Iglesias )
Prólogo de Peio Aguirre
Buenos aires : Caja negra, 2016

Mark Fisher nació el año 1968 en el Reino Unido. Forma parte de la generación crecida bajo el neoliberalismo, primero el neoconservador de Margareth Tatcher y después el neocomunitarista de Tony Blair. Murió muy joven, hace poco, a los 48 años, víctima de una depresión crónica que le llevó al suicidio. Pero Fisher fue capaz de entender su depresión en términos del contexto social en que vivió. Un apéndice del libro se titula "la privatización del stress" y marca justamente la depresión como una de las consecuencias del neoliberalismo, reciclado por este mismo como un negocio para las multinacionales farmacéuticas y vivido como un problema individual. Pero a pesar de su depresión Fisher hizo muchas cosas interesantes. Creó el blog k-punk, uno de los más populares y críticos de su país, escribió en publicaciones culturales y musicales y finalmente fue también profesor de filosofía en un centro que dependía de la Universidad de Londres. Hasta su trágico final.
No hace mucho, la editorial argentina Caja Negra publicó el libro que me ocupa, que condensa lo más lúcido de sus análisis político-culturales. Publicado inicialmente en el Reino Unido el año 2009. Pero el año 2016 Mark Fisher lo reedita, completando lo que en un primer momento escribió de manera más informal. El propio Slavoj Žižek, al que cita bastante, dijo que el libro era el mejor diagnóstico de nuestra vida cotidiana, de nuestra miseria ideológica. De hecho Fisher se entronca con una tradición en la que podemos situar a diversos pensadores heterogéneos, pero todos ellos críticos radicales de la cultura del neoliberalismo en la que podemos situar, aparte de Žižek, a Frederic Jameson y David Harvey, entre otros muchos materiales teóricos. Aunque Fisher también enlaza sus análisis con los de la biopolítica de Foucault, Deleuze y Paul Virilo. O con Franco "Bifo" Berardi, con el que polemiza en más de una ocasión. Realismo capitalista. Este es el nombre con el que Mark Fisher se refiere a la cultura del neoliberalismo. O la ideología devastadora del capitalismo financiero en la que cada cual debe gestionar privadamente su vida como si fuera una empresa. La ideología en la que el capitalismo aparece como el único horizonte posible desactiva cualquier proyecto colectivo y transformador. Un sistema capaz de integrar su propia negación, el anticapitalismo. Fisher habla de la juventud británica, de los adolescentes que conoció unos años antes cuando trabajaba de profesor de secundaria. Ve en ellos una búsqueda compulsiva del placer desde un estado depresivo. Una interpasividad agitada combinada con el narcótico del alcohol, las drogas o los juegos electrónicos. En un mundo donde no hay voz ni escritura. Sociedades de control en lugar de sociedades disciplinarias, como anunciaron Foucault y Deleuze. Pero podríamos volver a Nietzsche cuando ya nos avisó que nos pasaríamos de la voluntad de negación ( sociedad represiva) a la negación de la voluntad), es decir del cristianismo al nihilismo. Esta es la sociedad pos-fordista que también preparó el leninismo capitalista : una vanguardia intelectual capaz de hacer florecer este realismo capitalista. Una sociedad que es una fábrica de trastornos, sobre todo depresivos y bipolares.

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lunes, 17 de abril de 2017

¿ SOBERANÍAS COMPARTIDAS ?

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 El término soberanía aparece en la época medieval para delimitar el poder del soberano frente a sus súbditos. El poder soberano era el poder sobre la vida y la muerte de los súbditos pero tenía unos límites que marca el derecho. Pero el monarca el soberano porque su poder procede de Dios y él es quién tiene finalmente el poder, es decir, la capacidad de decidir sobre los súbditos. 
 El concepto de soberanía se desplaza con la teoría política moderna, basada en la idea de contrato social y de Estado de derecho, El contrato social es el acto hipotético en el cual los humanos deciden formar una sociedad política, es decir ser ciudadanos. Ser ciudadano quiere decir ser reconocido por los otros como sujetos de derecho y comprometerse a seguir la leyes, para que el reconocimiento sea mutuo. A partir de aquí el concepto de soberanía sirve para referirse a todos aquellos que se subordinan a este contrato social, que garantiza el Estado a través de las leyes, que son las que garantizan las leyes, y el monopolio de la violencia para aplicarlas. Pero la soberanía la siguen teniendo los ciudadanos. Podemos llamar al conjunto de ciudadanos "pueblo" o "nación" pero dejando claro el contenido. El Parlamento es elegido para hacer las leyes que aplica este Estado, que ocupa un territorio físico, un espacio. Este es el Estado-nación en el sentido cívico. Si se basa en una Constitución que recoge lo que hoy se ha acordado como básico, que es la Declaración Universal de Derechos Humanos, entonces hablamos de un Estado de derecho. Desde el socialismo al liberalismo democrático, esto es lo que hay que defender. Derechos civiles, políticos y sociales. La izquierda y la derecha difieren, claro, en el contenido de las políticas para hacerlo.
 Si vamos a una relaciones internacionales basadas en la paz y la confederación los Estados de derecho deben buscan acuerdos. Tenemos por ejemplo la ONU, pero respeta las soberanías de los Estados. Se llegan a acuerdos que todos los firmantes deben cumplir, pero cualquier Estado puede decidir desvincularse. Porque la soberanía la tiene cada Estado. Tenemos la Unión Europea, pero como ha mostrado el Brexit, un Estado puede abandonarla. En una confederación la soberanía la tiene el Estado. Cuando hablamos de federalismo, en cambio, los entes federados forman parte de un Estado de derecho, que es quién tiene soberanía. Soberanía es el poder de decisión y la tiene cada ciudadano en las cuestiones privadas y la comparte con los que forman parte del Estado de derecho en el que vive en las cuestiones públicas.

jueves, 13 de abril de 2017

CUERPO, DESEO, PLACER Y DOLOR

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 Somos un cuerpo con una idea de sí mismo. la mejor definición del ser humano, efectuada por Spinoza. Es decir, que somos un modo del atributo extensión, es decir de lo físico, con autonomía, como corresponde a los seres vivos al que le corresponde una conciencia de sí mismo, que sería un modo del atributo pensamiento,  Este cuerpo que se conoce a sí mismo, no lo hace en un sentido aislado, sino en relación con los otros cuerpos, de la manera como somos afectados por ellos, por lo que son físicamente y por la idea que tienen de sí mismos, dentro de la que incluimos la interacción con nosotros, es decir como nosotros les afectamos a ellos. Lo cual nos permite entender, como plantea Deleuze en su lectura de Spinoza, lo que significan las nociones comunes frente a las ficciones abstractas del género y la especie. Pero esto podríamos llevarnos también al perspectivismo de Niezsche, en el sentido que esta idea de nuestro cuerpo es la perspectiva desde la que nos percibimos y pensamos a nosotros mismos, al otro y la la relación mutua entre ambos,
 Lo cierto es que esta interacción con nosotros mismos y con los otros nos produce placer y dolor, que son dos maneras polarizadas de experimentar estas relaciones. El placer y el dolor lo son del cuerpo y funcionan a dos niveles, a registro sensorial y emocional. Lo sensorial es táctil y gustativo, es más superficial a nivel sensorial, pero no por ello menos intenso. Lo emocional es más interno y tiene que ver con los afectos. Más complejo y puede asociarse a elementos sensoriales como la vista y el oído.
 La manera como estos procesos de experimentar placer/dolor sensorial y emocional se vinculan a la mente es otra cuestión. Antonio Damasio, uno de los grandes neurocientíficos actuales, considera que así como el dualismo de Descartes es profundamente cuestionado por los conocimientos actuales sobre el cerebro, en el caso de Spinoza sus intuiciones no hacen más que confirmarse científicamente. Para él lo que hace la mente es como cartografiar lo que ocurre en el cuerpo. Los sentimientos serían entonces como ideas conscientes de las emociones corporales. Es decir, la transformación de las emociones por la conciencia ( los experimentamos como propios de nuestro yo) y por el lenguaje, que los conceptualiza. En todo caso hay que considerar, como Freud, que no puede ser solo un mapa, ya que se va tejiendo una red lingüístico-imaginaria vinculada a emociones que crea una realidad paralela, que es lo que llamaríamos "realidad 
psíquica" y que, de alguna manera, nos llevaría a un cierto dualismo, aunque no cartesiano, ya que no se trata de dos sustancias diferentes. Estamos, por supuesto, ante uno de los problemas filosóficos más importantes, que es la relación mente-cerebro.

sábado, 8 de abril de 2017

SOBRE LA CULTURA LIBERAL

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Reseña de

DIEZ MITOS DE LA DEMOCRACIA. Contra la demagogia y el populismo

Alfonso Galindo y Enrique Ujaldón
Córdoba, Almuzara, 2016

Alfonso Galindo y Enrique Ujaldón son dos brillantes representantes de la filosofía política que se hace hoy en nuestro país. Su originalidad consiste en la heroica empresa que se han propuesto, que no es otra que la de dignificar el liberalismo. Estamos hablando de una tradición política que, sobre todo desde el postfranquismo, ha sido tan desconocida como menospreciada. Las razones de esta situación son varias y van desde la debilidad de la tradición liberal en nuestro país hasta el dogmatismo marxista en el que que nos hemos formado muchas generaciones. A ello hay que añadirle el desprestigio que, por proximidad, le ha supuesto la hegemonía del neoliberalismo económico de Margareth Tatcher y Ronald Reagan y sus consecuencias devastadoras. Finalmente, el hecho de que en los años de democracia el liberalismo ha estado representado por corrientes del PP y de CDC, los dos partidos más corruptos de la época. Pero hay también un descrédito que le viene del "no nos representan" del 15M, cuyos dardos apuntaban a la democracia liberal como raíz de la crisis política.
Al margen de todos estos obstáculos estos dos pensadores ya publicaron el año 2014, en la editorial Tecnos, el libro La cultura política liberal. Pasado, presente y futuro, así como diversos artículos sobre el tema en revistas especializadas. El libro que nos ocupa parte de una noción de mito muy fecunda, entendiendo por ello no su abordaje como la de unas ficciones ilusorias, sino entendiéndolo como un conjunto de relatos que dan sentido a nuestros actos. Los mitos tienen, entonces, una función social que hay que valorar en cada caso. No se trata, por tanto, de desmitificar la democracia sino la de mostrar y valorar cada uno de los que aquí se presentan. La reflexión de todos y cada uno de ellos es, en todo caso, interesante, aunque algunos me parecen más conseguidos que otros. Destacaría en este sentido los de la educación, de los derechos y de la política, con los que estoy básicamente de acuerdo. Especialmente relevante me parece el relativo al derecho, muy preciso en su definición de los derechos humanos como una ficción necesaria. Igualmente es muy interesante su análisis del tema de la educación, diferenciando lo que es una educación para la ciudadanía de una transmisión de una ideología políticamente correcta. Tema delicado y complicado, por supuesto, pero del que nos brindan en este escrito una primera reflexión muy interesante. Me parece también muy necesaria su reivindicación de lo política y de lo político, evitando este cajón de sastre que reivindica sistemáticamente la descalificación de los político, con lo que se da pie a un discurso demagógico, que es el caldo de cultivo para el populismo. Es importante mantener el sentido crítico, aunque sin caer en el tópico de una generalización falaz.

martes, 4 de abril de 2017

SOBRE EL JUICIO POLÍTICO

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Escrito por Luis  Roca Jusmet

 Un juicio político no es, al igual que el ético, el moral y el estético, un juicio de hecho ni un juicio lógico. No es como decir "La tierra es redonda" o " 2+2=4" para entendernos. Es un juicio de valor. es decir, es un juicio en el que establecemos una valoración de unos actos humanos. Lo cual no quiere decir que la verdad no tenga que ver con la política. Porque lo primero que necesitamos para hacer un juicio político es partir de un discurso informativo verdadero. Y un discurso informativo verdadero es un conjunto de juicios de hecho que son verdaderos, encadenados de una manera lógicamente coherente. Juicios que hacen referencia a hechos naturales, sociales o políticos. Por esto la llamada post-verdad ha de rechazarse de pleno. No podemos ocultar, inventar ni distorsionar los hechos. Lo cual quiere decir que un juicio político ha de ser veraz, aunque no pueda ser verdadero.
 Una vez partimos adecuadamente de los hechos hay que valorar un acto político y esta valoración siempre es compleja. Pero podemos decir que siempre hay un criterio referido a los medios y otro referido a los fines. Los fines son los principios políticos que cada cual define, que no dejan de ser los referido a la forma y al contenido de la política. La forma y el contenido para mí se resumen en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es decir que la finalidad de la política es un Estado social de derecho que garantice al máximo los derechos civiles, políticos y económicos formulados en dicha declaración. El principio básico de respeto y de reconocimiento del otro. Los valores de libertad, igualdad de derechos y fraternidad y todas sus concreciones. esta es mi idea de justicia.